lunes, 8 de octubre de 2007

El Capitán Richard. 5: la preciosa botella.

Aquella tarde me encontraba solo en casa, deambulando de un cuarto a otro, sin saber qué hacer. El tío estaba en La Base. Yo primero había salido con la bici, nada más comer, a buscar a Rosa para dar un paseo, pero no estaba, el padre me dijo que había ido con la madre a comprar no sabía qué exactamente. Cuando regresé la tía se estaba arreglando para tomar café con las amigas. Me preguntó si quería acompañarla pero preferí quedarme a leer. Cuando la tía estaba con sus amigas me aburría como una ostra. Aquellas navidades me habían regalado mis dos primeros libros, de Julio Verne: "El faro del fin del mundo" y "Dos años de vacaciones". Ya había leído el primero y del segundo iba por la mitad, en esa fase en que el entusiasmo sufre un descenso en espera de que empiece a vislumbrarse el desenlace. Así que con el libro ante los ojos mi mente comenzó a vagar. Echaba de menos las clases vespertinas con Elcira. Este año se había ido a hacer el curso preuniversitario a Gerona, y por otro lado yo no necesitaba más clases, había alcanzado el nivel de mis compañeros de "cuarto". Si hubiera estado Rosa por lo menos habríamos hablado. Días antes me había estado preguntando:
-Oye, ¿los americanos tenéis la bomba atómica?
-Si.- No sé por qué le había dado con ese tema, supongo que habría visto algo en la tele.
-Y ¿quién tiene mas bombas, los rusos o vosotros?-Tampoco se porqué me di por aludido con ese "vosotros".
-Nosotros, claro.
-¿Y cuantas tenéis?- Me quedé pensando, pregunta difícil. ¿Por qué habría de saberlo? Vagamente me vino a la cabeza mi relación con La Base a través de mi tío. Se me ocurrió imitar su táctica.
-Bueno...Eso es secreto.
-Pero ¿tú lo sabes?
-Hombre, mi tío me lo ha dicho...
Por la cara que puso percibí que mi prestigio ante ella había aumentado. A sus ojos yo no era un niño raquítico, débil y con orejas de soplillo; era un poseedor de altos secretos militares...
En ese punto cerré el libro. No tenia sentido intentar leer cuando por mi mente pululaban fantasías aun mayores que las de Verne. Me puse a recorrer las habitaciones, buscando mi propia aventura. De pronto me acordé de esa botella de la que con cara de placer bebía el tío casi todas las noches. Fuí al salón y la contemplé. Una botella preciosa, de cristal tallado con elegantes relieves, color verde oscuro, que al girarla emitía destellos iridiscentes.
La botella me estaba invitando. Yo quería ser como el tío en todo. Si bebía de su botella lo sería en cierto modo. Esta bebida seguro que sabe riquísima, pensaba, la otra que toma por el día, la cerveza, puajj, qué amarga, pero esta, ¿cómo la llama? Guiski, que nombre tan bonito, debe ser mejor que la coca-cola.
Levanté el tapón y sin dudarlo, con decisión, bebí un largo trago a morro, sin respirar. Sentí que me quemaba la boca, la garganta, el estómago. Miré la botella sorprendido. No puede ser, ¿me habré equivocado de botella y habré bebido lejía?., me asaltó el temor. Volví a mirar: No, no, es esta la botella.
Me quedé como alelado. De repente no recordaba ni una palabra de español, me vi pensando de nuevo en inglés. .œIgual que la primera vez que entré en esta casa.. Es como si los dos años que llevaba se hubieran borrado de mi recuerdo. Sin embargo yo sabía que realmente no se habían borrado, puesto que recordaba a las personas, al tío, a Rosa, a Elcira. Pero en cierto modo era como si acabara de llegar. Si, comprendí, era la misma sensación de novedad. Me eché a reír.Todo me parecía nuevo. Me imaginé hablando con Rosa como la primera vez, cuando casi no la comprendía, ella preguntándome muy despacio mi nombre, de donde venía, y si mi padre trabajaba en La Base. Mi padre no, mi tío ,acerté a responder. Me imaginé diciendo, orgulloso:
-Tío, he bebido gúisqui.
Quería cantar una canción de moda en español que decía:
"La felicidad, ah, ah, ah, ah,
me la dió tu amor, oh, oh, oh, oh"...
Pero no me salía, solo conseguía cantar el . "She loves you, yeh, yeh, yeh"...de los Beatles. Y encima no podía parar de reír.
Al rato regresa mi tía con una vecina. La vecina me hablaba en español y yo le contestaba entre carcajadas con frases incongruentes en inglés.
-¿Pero que le pasa e este chico? "Terminó preguntando mosqueada la vecina.
-Me temo que ha tomado algo que le ha sentado mal. "Contestó la tía sospechando la verdad. " Anda, vete a tu cuarto a dormir la siesta. Ya hablaremos...
(Continuará.)

2 comentarios:

-Anna- dijo...

Jajajajaja ok, las carcajadas aumentan, este chiquillo es un plato. :D
Nota aparte: amo a los Beatles!!!
Sigo leyendo...

Joseph Seewool dijo...

Me encanta hacerte reir, Anita, y yo también soy apasionado de los Beatles. 8-)