viernes, 2 de noviembre de 2007

El tuerto. 10: Exeter

Pasaron un par de años durante los cuales me dediqué sólo a estudiar y leer libros. Preparé mi ingreso en la Universidad y fue estupendo conseguirlo. Tantas noches en vela, estudiando, a base de café, tuvieron su recompensa. Claro que nada de ir a Oxford, ni yo lo soñaba siquiera, los gastos hubieran sido inasequibles, pero Exeter no estaba mal, buen precio, mejor clima que Londres, y un ambiente más tranquilo. La cara de estupor que pusieron mis viejos cuando les dije, con la maleta ya hecha, que me largaba.
Iba a estudiar...derecho, claro, ¿qué otra cosa? Por una parte, teniendo en cuenta mi afición a quebrantar las normas lo mejor era conocerlas bien. De otro lado, tampoco me desagradaba la idea de ser abogado defensor de otros quebrantadores, o incluso de inocentes injustamente acusados.

Alquilé una pequeña buhardilla en las afueras, me compré una bicicleta para ir y venir, con mis libros. Todos los días asistía a clase, tomaba apuntes, estudiaba con regularidad. Era un alumno modélico. En mis ratos libres leía, sobre todo novelas de Patricia Highsmith. O bien daba paseos a la orilla del río. No entablé amistad con nadie, tan sólo conversaba superficialmente. Si me pedían los apuntes los prestaba para que los fotocopiaran. Me invitaron a varias fiestas, pero decliné acudir, no me interesaban sus tonterías. Después ya no me invitaron más. Me interesaban las leyes, y sacaba buenas notas, pero me sentía totalmente ajeno a la vida universitaria. Pienso que yo no era un verdadero universitario, ni me apetecía serlo. Era más bien un infiltrado.

El día que cumplí los 18 años saqué de su escondrijo las 3200 libras que me quedaban del botín y las ingresé en el banco. Me sentí doblemente importante, por ser mayor de edad, y disponer de cuenta bancaria. Esa sensación me gustó.

En navidades fui a Londres a pasar las vacaciones. Se me ocurrió la idea de hacer una visita a Charlie, ya habían pasado más de dos años desde el golpe, tiempo más que prudencial, así que ¿porqué no?, me dije, y me presenté en su casa. Era la mañana del 23 de diciembre de 1988. ¿Quién me abrió la puerta? Su hermana Olivia.
-Hola, Libby, ¿está Charlie?
-No, se fue a España, ¿no lo sabías?
-No sabía nada.
-Está en una isla..."Diferente" o algo así, trabajando en una discoteca, de camarero.
-Querrás decir Tenerife, ¿Tienes su dirección?
-Eso, Tenerife. Entra, y la busco, ¿quieres una cerveza mientras?
-Es un poco temprano, pero bueno.
-Me quedé mirándola mientras rebuscaba entre papeles, facturas y folletos publicitarios. Era la primera vez que la veía tan cerca. Seguí tan bonita como antes pero había dejado de ser una chiquilla. Se había convertido en una esbelta y hermosa mujer que rebosaba sensualidad.
-Siéntate, hombre, no te quedes en pie. ¿A qué te dedicas ahora?
-Estudio derecho en Exeter, ¿y tú?
-¿Derecho?, bueno, claro, tú siempre has sido muy espabilado para eso de los libros. Yo nada, buscando trabajo.
-¿De qué? -De lo que sea, de peluquera, de camarera...-Hubo un silencio incómodo- Oye, no encuentro esa dirección.
-No importa, mira Libby, te dejo la mía, ésta no la pierdas; cuando encuentres la de Charlie me la mandas o le das la mía a él. -Apuré mi cerveza.- Y si quieres darte una vuelta por Exeter, ya sabes.
-Quizá lo haga.
-Hasta pronto.
-Adios.

6 comentarios:

julio dijo...

oh
que puede hacer que un sujeto letrado como tu, admire y siga a freud?

la mentira freudiana se mantiene a pesar de su falta de rigurosidad y validez. ¿què tiene esa novela llamada psicoanalisis que cuativa a tantos?

saludos

Joseph Seewool dijo...

¡Hola Alfredo!
Una agradable sorpresa que me hayas leído.
Tu pregunta-crítica abre un tema complicado. Personalmente no soy freudiano estricto, más bien junguiano y algo lacaniano, pero en efecto, soy discípulo del psiocoanálisis. Habría que matizar muchas conclusiones de Freud, pero en esencia su piedra angular, el inconsciente, y su método, el psicoanálisis, me parecen válidos.
Pero para centrar el debate, rogaría expusieses tus argumentos. Estoy abierto a que me puedas convencer de mi error supersticioso. Cierto es que la novela y el psicoanálisis están relacionados, pero alguien dijo: si quieres diagnosticar enfermedades lee el DSM, si quieres conocer el alma humana lee a Dostoyevski.
¿Niegas que exista un inconsciente?
¿Los sueños carecen de significado?
Para terminar por ahora, te devolvería la pregunta: ¿qué puede hacer que un psicólogo cognitivo tenga tanta resistencia a aceptar que haya algo inconsciente dentro de sí? (Je,je, como ves me he permitido leer en tu blog).
Saludos cordiales.

julio dijo...

no soy muy experto en psicoanalisis,algo manejo, es cierto. mi formacion cientificista me lleva siempre a cuestionar lo que no es ciencia. Claro, se podria criticar que las ciencias sociales tampoco son ciencias como las naturales... esa discusion va en otro punto.

es cierto que la influencia y legado de freud son enormes en nuestros tiempos, pero yo me pregunto: como podemos sostener algunas metaforas de freud si no son empiricamente comprobables? yo creo en un inconsciente, pero el cognitivo, es decir, a todos los procesos mentales que se automatizan. me cuesta creer en un incosciente formado por pulsiones, como una especie de "otro ser" dentro de nosotros, que guiaría nuestras acciones si no estuviera mediado por el yo y el super yo.

lacan es un tipo muy complejo, su teorizacion me cuesta entenderla. Sé que tuvo dos acietrtos: lo del espejo en los niños y lo "borderline". innegable. pero he leido tambien algunas criticas a su teoria, como el intento de llevarla a las matematicas.

lo que pasa, para demostrar mi ignorancia, es que estoy leyendo un libro donde -sobre la base de las cartas de freud- deconstruyen sus teorias, se hace un seguimiento a los pacientes que freud estudio (anna O, el hombre de los lobos, etc); se analiza epistemologicamente la construccion teorica del psicoanalisis y su caracter "redondo" e incuestionable: es decir, "si cuestiono, me resisto...".

gracias por leer el blog. espero poder debatir y aprender tambien.

saludos

Joseph Seewool dijo...

Nos vamos acercando, Alfredo. Como el debate sobre la cientificidad sería muy largo (y estéril), y en realidad no importan las etiquetas, sino la esencia, estoy dispuesto a renunciar al calificativo de ciencia. Si lo prefieres, digamos que el psicoanálisis es un...Arte, esotérico incluso, si te place. Pero un Arte que funciona. En Muchísimos casos. Y como tal depende de la habilidad, intuición, etc, del artista que lo practica.
Inconsciente: no sólo procesos mentales automáticos, también procesos mentales reprimidos. Impulsos, deseos, pulsiones, llámalo también como quieras; insisto, no importa el nombre sino el contenido. El ser humano es un recipiente de deseos, muchos de ellos contradictorios entre sí.
Lacan: estoy de acuerdo, es hermético. En mi opinión también tiene en su haber el postulado de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje y su estudio sobre la función de lo imaginario.
Tal vez yo crea demasiado en el poder curativo de la palabra...
Para terminar, has omitido a Jung, que en realidad es mi favorito, comparto con él cierta vena místico-espiritual.
Ah, puedes deconstruir aquí a Freud "and company" cuanto quieras. Me siento lejos de cualquier dogmatismo, y con argumentos puedes cuestionar todo lo que te plazca. También yo espero y deseo aprender.
Un placer que me hayas hecho pensar y recordar.
Saludos cordiales.

-Anna- dijo...

Ufffff qué debate. Mucho no me gusta discutir si el psicoanálisis es ciencia o no. Creo que depende principalmente de lo que piensan las personas que lo aplican. Yo a Freud lo quiero, no seguiría en la práctica su teoría, pero creo que era un investigador y tenía mucho criterio. A fin psicología es difícil hablar de conceptos sin entrar en eso de la ciencia, es decir, sin meterse en cuestiones neurológicas (en las que también creo). Por eso prefiero dejarlo en que depende de cada uno si se considera ciencia a la psicología o no.
Creo en el inconciente, también creo en el poder curativo de la palabra (Lacan, cuando se lo entiende, puede ser magnífico), creo en Jung, en Freud, en Lacan, todos han aportado cosas muy valiosas, por lo menos a mi persona y al edificio de la ciencia.
Y creo también que me voy a pasar a visitar a Alfredo por su blog jejeje.
Sigo leyendo joseph...está interesante esto. Me gustó la idea de saber las leyes para poder quebrarlas o algo así.
Saludos!

Joseph Seewool dijo...

Gracias, Anita, por tu defensa. Y sí, pásate por el blog de Alfredo, próvócale un poquito, o sedúcele para el psicoanálisis, ja,ja.
Vale, pero no pongas en práctica esa idea de saber las leyes para infringirlas, eh? ;-)