viernes, 9 de noviembre de 2007

El tuerto. 13: habla Luke.

Luke me dijo aquel día que fue a verme, mientras tomábamos una cerveza:
-Tengo un negocio que te puede interesar.
-No lo creo, estoy retirado, por si no lo sabes.
-Esto es diferente, conozco a unos tipos que fabrican billetes de veinte libras, tú te podías encargar de moverlos en esta zona.
-No me interesa, Luke, te lo agradezco, pero llevo una vida tranquila, estudiando...
-Mira tuerto, aquí no tienes que arriesgar nada, nosotros te damos la mercancía a cuenta, tienes que verla, es una mercancía de primera, tú la vas colocando tranquilamente, y te llevas el cincuenta por ciento de beneficio.
-¿Me estás tomando el pelo?, puedo comprar todos los que quiera al diez por ciento.
-Sí, pero son billetes chapuceros, tienes que ver éstos, no se distinguen de los auténticos, ven a Londres y te presento a mis amigos, después decides.
-Cuéntame primero quiénes son esos tipos y de qué los conoces.
-Vale, pero es largo de contar, mejor pedimos otra cerveza…Así que quieres saber de mis amigos...Pues al que primero conocí fue a Philip, íbamos al mismo gimnasio. Es un tío bajito, con cara de inocente, de buena persona, muy educado, siempre muy correcto. Es director de seguridad de una empresa, especialista en sistemas de seguridad, se ha entrenado con el Mosad, ya sabes, los servicios secretos israelíes. Domina las artes marciales. El caso es que poco a poco nos fuimos conociendo, también yo me fui abriendo, un día le conté que había estado en la cárcel...Otro día, al montar con él en su Ferrari, hablamos inevitablemente de dinero, yo me quejé de mi triste sueldo, que apenas me llegaba para el alquiler, y le pregunté: tú ganas mucho en esa empresa de seguridad, por lo que veo...Pues no te creas, me dijo, el beneficio se lo llevan los del consejo de administración, en comisiones, y un poco los accionistas, ¿lo dices por el Ferrari?, bueno, tengo otros asuntos...Me insinuó enigmáticamente. Yo le pregunté qué asuntos. El me devolvió la pregunta:¿qué clase de asunto te llevó a tí a la cárcel? Yo se lo conté, le hablé...lo siento, terminé hablándole de ti, tuerto. Me dijo: hoy en día no se encuentran tíos de fiar. Me propuso presentarme a un par de amigos y hablar de esos asuntos. Así fue cómo conocí a Parrot y a Mathew".
Las jarras estaban vacías una vez más, pedimos otra ronda, la tercera. Cuando nos sirvieron Luke dio un buen trago y recuperó el hilo.
-Parrot es un tío gordo de unos cincuenta años, empresario venido a menos, fabricante de embutidos. Casualmente sé que tuvo algún contacto con mi tío, ya sabes...Por lo visto,esto me lo contó Philip, antes era un empresario totalmente legal, lo máximo que hacía era defraudar al fisco. Estaba casado y tiene dos hijas a las que adora. Un día se lió con una medio cantante de la edad de sus hijas, puede que fuera amiga de ellas, no se, igual te suena el nombre, Caroline Parker, canta una especie de blues y se exhibe muy insinuante en el escenario...Antes de conocer a Parrot era más puta que cantante, se acostaba con cualquiera que trabajara en una discográfica...Parrot perdió la cabeza, se hizo su manager, le financió los discos, los conciertos...un fracaso en realidad. Lo peor vino cuando la esposa se enteró del lío y se divorció, consiguiendo la mayor parte de los bienes para ella y las hijas. Parrot se vió endeudado. Ahí fue cuando empezó a meterse en negocios sucios, entre otros tiene una nave donde guarda una máquina offset con la que imprime los billetes de veinte. Así que ha pasado de fabricar chorizos a fabricar libras. Y ahí es donde entra Mathew, es el que vive en la nave y guarda la máquina y el stock de billetes, y los entrega a los distribuidores. Es, digamos, el hombre de confianza de Parrot, aunque a mí, la verdad, es el que menos confianza me inspira de todos, ya le conocerás, es un tipo barriobajero, con el cuerpo lleno de tatuajes, no se, ví muchos tipos parecidos en la cárcel. Por cierto, tengo aquí un billete de muestra, para que lo veas, ya comprobarás que son todos igual de buenos.
Y me tendió un billete de veinte, lo palpé, a veces el tacto es lo más importante. -¿De dónde habéis sacado este papel tan bueno?- El mismo grosor, el mismo peso, la misma rugosidad. El color y el dibujo también eran perfectos. Sólo al mirar al trasluz se podía notar la diferencia, la marca de agua era apenas una sombra de la original. Aún así quedé impresionado.
-¿Quieres que paguemos con él, a ver qué pasa? -dijo Luke.
-De acuerdo.
Y el camarero se llevó el billete y regresó con 17 libras y algunos peniques de vuelta sin rechistar.
-Está bien, cuando acabe los exámenes iré a Londres y me entrevistaré con tus amigos, pero aún tenemos que negociar los porcentajes.