miércoles, 7 de noviembre de 2007

El tuerto. 12: Cartas y una visita.

Conservo varias cartas de aquella época. Una es fotocopia de la que le envié a Charlie, a Tenerife. ¿Porqué hice fotocopia? Muy sencillo, Libby me prohibió hablarle a su hermano de ella. Ni mencionar que vivía conmigo, y mucho menos lo del embarazo. Así que para no olvidarme y caer en contradicción en el futuro hice copia. Cuando Libby vió la fotocopia y le expliqué el motivo le entró la risa. Le dio por decir que yo era muy astuto. Qué tontería, por una simple fotocopia. No es que yo sea astuto, es que soy desconfiado y desconfío de mi propia memoria. Los tuertos somos muy desconfiados. Pero esto es lo que decía la carta:

1-2-89
Hola, Charlie. ¿Qué pasa chaval, cómo te va la vida en Tenerife? Al final conseguiste hacer realidad tu sueño, ¿eh? A mi no se me da mal del todo, estudio leyes en Exeter, leo libros, y ya sabes, de chicas nada de nada. ¿Sabes algo de Luke? Le he perdido la pista. Por cierto, tu dirección tuve que pedirsela a tu hermanita, un día que fui a Londres.
Escribe, cabronazo. Hasta pronto.
Johnny (El tuerto).


Esta fue la respuesta de Charlie:

10-3-89
¡Qué pedazo de bastardo eres, tuerto, estudiando leyes! ¿Ahora te vas a hacer un elegante abogado de mierda? No te olvides que no eres más que un chorizo. A ver si se te van a subir los humos y luego no hay quien te tosa. Oh, si, señoría, claro, señoría. Anda, ¡Vete a lamerle el culo a los jueces, cabrón!
Pues yo estoy de lujo en esta isla. Trabajo en la discoteca de un hotel de británicos, bueno, algún gilipollas de irlandés también. Soy una especie de relaciones públicas, pero también tengo mis negocios y me lo monto bien. Me ligo a todas las tías que quiero, chaval. Y de vez en cuando alguna madurita, que me hacen regalos y todo, chaval.
Oye, ven a verme a la isla cuando quieras. Anda, tonto, y te presento a tías guapas. Te lo pasarías de vicio y podríamos hacer nuestros negocios. Ya sabes. Yo tengo algún pequeño negocio por mi cuenta.
Luke sigue en Londres, el juicio no llegó a celebrarse. Ahora creo que anda metido en un buen asunto y quiere hablar contigo. Le he dado tu dirección.
Bueno, ya me contarás. Anda, no estudies tanto y vente para acá.


Poco después llegó la carta de Luke, que era mucho más breve:

25-3-89
Oye tuerto, el charlie me ha dado tu dirección, quiero hablar contigo de un buen negocio. Estoy seguro que te interesará. Llámame por teléfono y quedamos. Espero tus noticias.

Yo dejé pasar el tiempo, imaginaba de qué índole seria su asunto y, la verdad, no quería complicarme mi feliz existencia. Pasaron un par de meses. Un día, al salir de clase, me lo encuentro esperándome a la puerta del aula.
-Hoola, Luke, vaya sorpresa.
-Ya ves, tuerto, como no me llamabas decidí hacerte una visita.
-Me alegro de verte.
-¿Sii? Pues vamos a tomar unas cervezas.

Y así, tomando unas jarras, me contó su negocio.

2 comentarios:

-Anna- dijo...

Bueno, ya me leí todo :) Espero ansiosa las próximas entregas. Lamento haber estado ausente...pero bueno, a veces no me queda tiempo para recorrer el ciberespacio. De todas formas siempre vengo porque es una lectura interesante. Insisto en que escribís muy bien :)
Bueno Joseph, hasta la próxima.
Saludos para vos!

Joseph Seewool dijo...

Este episodio 12 era más bien de transición, no siempre puede haber acción trepidante. Y ya digo que me encanta ese ritmo tuyo de lectura. Soy consciente de que lo ideal sería leerlo todo de un tirón, pero así tengo la ventaja de ir sabiendo las reacciones de los lectores, y ese juicio es inapelable ;-)