martes, 20 de noviembre de 2007

El tuerto.19: Tarot

Aquella visita a la echadora de cartas llevaba tiempo planeándola, desde que vi su anuncio en el periódico y me llamó la atención, “vea su futuro a través de las cartas”. Pensé que era una tontería, pero a pesar de ello recorté el anuncio y lo guardé en mi cartera. En varias oportunidades que fui a Londres tuve la tentación de acudir, pero no lo hice, no me atreví. Ahora estaba totalmente decidido, llamé por teléfono y reservé cita con dos días de antelación. La consulta era un apartamento de clase alta, ubicado en un barrio noble. El portero me preguntó el nombre y pidió confirmación antes de permitirme entrar. En un recibidor la secretaria me hizo descalzar y abonar el importe de la consulta por anticipado. Me condujo a una salita de espera totalmente neutra.
A los pocos minutos salió en persona la que a partir de ese momento califiqué de sacerdotisa. Le calculé unos sesenta años muy bien conservados. Su rostro expresaba serenidad, casi beatitud. Cogió mi mano con ambas suyas y la estrechó efusiva, afectuosamente. Sus dedos anular, corazón e índice estaban rodeados de anillos. Uno me pareció el anillo de los nibelungos. Iba vestida con una túnica de seda china, usaba un largo y grueso collar que parecía de oro y esmeraldas. Caminaba descalza por el suelo enmoquetado, las uñas de sus manos y pies iban pintadas de azul turquesa. Entramos en el salón de consulta, decorado de forma ecléctica y esotérica. Una estatua de buda, una pirámide egipcia, un compás masónico, un candelabro de siete brazos con las velas encendidas, una bola del mundo, una lamina con caracteres chinos que no supe identificar, etc. Dos de las paredes estaban ocupadas por estanterías repletas de libros.
En un rincón una mesa redonda en la que nos sentamos frente a frente. Me preguntó si era la primera vez o conocía el funcionamiento. Le dije la verdad y, anticipándome a las cartas le comenté lo de las matriculas con número diez que me obsesionaban.

-Si le obsesiona es porque su inconsciente algo le quiere decir y usted no está haciendo caso del mensaje. El número diez significa el fin de un ciclo.
Automáticamente pensé, “quiere decir que lo deje”.
-Pero permitamos que hablen las propias cartas, sírvase barajarlas...así, suficiente...ahora escoja tres cartas con la mano izquierda...Veamos, tenemos "La rueda de la fortuna", "El Mago" y "La Torre"; en primer lugar “La rueda de la fortuna”, por si no lo sabe esta carta es precisamente la número diez del tarot, no cabe duda de que se encuentra usted ante un auténtico fin de ciclo. ¿Qué clase de ciclo? Veamos lo que dice la segunda carta, “El Mago”, ah, el mago le dice: cualquiera que sea la acción ha llegado el momento de iniciarla, todo su porvenir está en ciernes en la decisión que tome en este instante, deshágase del fardo inútil del pasado, y del temor al futuro, pero atención, también le señala un nuevo comienzo, algo en lo que usted todavía es aprendiz, pero que le permitirá liberar todas sus energías, como sugiere “La Torre”, que apunta incluso a una mudanza en sentido mas amplio, como un viaje a un país extranjero.

La verdad es que todo lo que me dijo la sacerdotisa me dejó impresionado, dando vueltas en mi cabeza. En ese estado de iluminación acudí a la reunión con Parrot y Philip, también estaban Mattew, mi amigo Luke, y uno nuevo al que no conocía, Vincent. Les dije sin rodeos que lo dejaba, y que mi consejo era que ellos también lo hicieran, al menos por un tiempo. Mi zona estaba saturada de billetes y en esas condiciones en cualquier momento podían caer sobre nosotros. Parrot no me creyó, pero dijo que bueno, que hiciera lo que quisiera. Philip se quedó bastante pensativo. Mattew no era quién para opinar, y Luke era mi amigo. Curiosamente fue el nuevo, el que no me conocía de nada, el que se comportó de forma grosera, me llamó cobarde. Yo me reí en su cara.
-Si quieres te lo demuestro, lo cobarde que soy, ahora mismo.
Parrot le hizo salir de la nave y le dijo que esperara fuera. Finalmente llegamos a un acuerdo, aceptaron mi retirada e incluso quedamos en mantener el contacto a través de Luke, por si surgía otro tipo de asunto que me interesase.

Y ahora viene lo mejor de todo, a los quince días de esta reunión, cuando ya me había desecho del último billete falso, e incluso había tomado en alquiler una pequeña oficina para ejercer como agente inmobiliario, una mañana se presenta la policía en mi buhardilla con una orden de registro y otra de detención contra mi. ¿casualidad, intuición, premonición?

4 comentarios:

Maria dijo...

Hola Joseph

¿El tuerto hizo caso a la pitonisa o a el mismo? Yo creo mas bien que la pitonisa hizo de psicóloga, siempre que va alguien a echarse las cartas es por que tiene una duda y quiere saber que pasara, el tuerto ya iba con la respuesta y él numero 10 se lo puso en bandeja a la pitonisa.
Por fin el pobre tuerto decide poner un negocio honrado y la policía va a por él, si es que lo echan a la mala vida
Sigo engancha y esperando mas jajaja
Un beso
Maria

Joseph Seewool dijo...

Hola María: Coincido con tu análisis. El tuerto sólo necesitaba una confirmación de lo que ya sabía o intuía. Y en efecto, el tarot -bien practicado- puede servir como arte psíquico. También puede caer en la pura charlatanería sin fundamento alguno, depende de quién lo practique. Por cierto, ¿qué tal tu tarotista?
Un besito para tí.

-Anna- dijo...

Jajaja casi casi lo agarran con las manos en la masa. Que cerca estuvo ufff!
Yo tengo mis dudas con el tarot, me gusta, pero me da por creer en lapsos, es algo extraño.
Sigo, me queda un capítulo...y me voy a quedar intrigada de nuevo jeje.
Besos!

Joseph Seewool dijo...

Anita, el tarot es un mero mecanismo proyectivo. Su utilidad depende de quién y cómo lo emplee. Te menciono a Jung, que analizó la correlación entre arcanos del tarot y arquetipos del inconsciente. Y actualmente a Jodorowsky, que lo emplea con bastante acierto.
Besitos.