domingo, 4 de noviembre de 2007

El tuerto. 11: Suena el timbre

El 17 de enero de 1989, a las seis de la madrugada, cuando me encontraba durmiendo plácidamente en mi buhardilla, sonó insistente el timbre de la puerta. Al principio pensé no abrir y seguir soñando. No sé lo que soñaba creo que con el derecho político que había estado estudiando hasta altas horas de la noche, sí, eso es, repasaba en sueños lo que había estudiado. Supongo que por eso decidí abrir la puerta, no era un sueño muy placentero que digamos... En pijama y medio sonámbulo pero no me sorprendí al verla.
-Hola, vengo a hacerte una visita.
-Pasa, Libby, debes estar helada, voy a preparar té.
-Te traigo la dirección de Charlie, en …Tenerife.
-Estupendo, le mandaré una carta. –Mientras tomábamos el té me lo soltó a bocajarro.
-La verdad, Johnny, es que tengo un problema muy serio…-Mi corazón empezó a bombear con fuerza y creo que me sonrojé porque me miraba a la cara, a mi único ojo, y me había llamado Johnny. No estaba yo acostumbrado a que me llamaran por mi nombre y menos con ese diminutivo cariñoso. Excepto mi familia, y esos no cuentan, y si acaso el doctor, que me dicen John. Siempre me han llamado tuerto. Tuerto esto, tuerto lo otro.
-Tú dirás, Libby, si puedo ayudarte…
-Mis padres me han echado de casa.
-¿Y eso porqué?
-Pues porque me he quedado embarazada. Mi padre se ha puesto hecho una fiera, ha empezado a insultarme, a llamarme puta… de todo.
-Qué cabrones. Bueno mujer, no te preocupes, si no tienes donde ir puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras.
-Gracias Johnny, eres un tío legal, Charlie siempre lo dice.
-Ah, ¿Sii?
-Si, yo sabía que tú eras el que guardaba el dinero ese que le robasteis al tío de Luke.
-¿Tú sabias eso? ¿Te lo dijo Charlie?
-No, Charlie no me dijo nada, pero no hacía falta. Tengo ojos en la cara, siempre andabais juntos los tres, y la policía no hacía más que preguntar quién era el tercero, quienes eran los amigos de Charlie. Luego lo de la cartita aquella, ¿estaba claro no?
-Si, supongo que estaba claro. Así que los sabías. ¿La policía te preguntó?
-Me preguntaron varias veces, pero no le dije ni pío.
-¿Te puedo hacer una pregunta? –Ella asintió.- ¿Quién es el padre?
-¿Que quién es el padre? Un tío que está casado, yo no lo sabía…Ahora dice que no quiere saber nada ni volver a verme.
-Podrías reclamarle la paternidad…
-¿Y que ese desgraciado sea el padre de mi hijo? No gracias, ya me las apañaré.

Como sólo había una cama individual y la buhardilla era muy pequeña, esa misma mañana fuimos a comprar una colchoneta inflable para mí. Las mañanas las pasaba en clase, las tardes estudiando en la biblioteca. Por la noche regresaba al hogar, ahora dulce hogar por la presencia de Libby. Cenábamos juntos, ella solía preparar la cena. Después, a veces ibamos al cine. Los domingos paseabamos por la orilla del río Exe. Antes de irse a dormir charlabamos como buenos amigos. Libby me contaba sus pequeñas ilusiones, tener su propia peluquería, cuidar a su hijo cuando naciera… Yo me imaginaba terminando la carrera y llevando una vida respetable…a su lado. Después, cuando ella se dormía, yo solía quedarme estudiando, hasta que me bailaban las letras, de sueño. Entonces me tumbaba rendido en la colchoneta y dormía profunda y plácidamente, como no he dormido nunca en mi vida.

Semanas después, una noche ya bien entrada, Libby se levantó al baño cuando yo aún peleaba con el derecho civil. Al salir, dejó encendido el fluorescente del espejo, se acercó a mí por detrás, apagó la lampara de mi mesa y me abrazó. "Ven a la cama conmigo", me susurró al oído. "¿A la cama?", tuve que preguntar. No daba crédito, por un momento pensé que me había quedado dormido sobre el libro de derecho civil y estaba soñando. Y no diré más, porque aunque algunos me consideren un vulgar delincuente, en estas cuestiones en realidad soy un caballero, ni siquiera diré el día exacto en que ocurrió, pese a que lo recuerdo muy bien, porque inició la época más feliz de mi vida.

4 comentarios:

Hisae dijo...

Hola Josep.
Los que llegamos por primera vez a tu blog, tenemos mucho trabajo por delante. Créeme que no he leído aún este capítulo. Empecé por el primero. Lo juro.
Iré poniéndome al día.
Un abrazo.

Joseph Seewool dijo...

Hola Mario:
Bienvenido, lo que importa es que has llegado, y sobre todo que ese "trabajo" sea placentero, no hay prisa. Y te creo, te creo..
Un abrazo para ti.

-Anna- dijo...

Que lindoo!!! El amor llegó a la vida del tuerto. Medio lo había anticipado unos capítulos antes ;)
Continúo...

Joseph Seewool dijo...

Si, Anita, El Tuerto también tiene sentimientos (incluso me parece un sentimental un poco ingenuo). Y claro, no podía faltar el contraste del amor...8-)