miércoles, 2 de enero de 2008

El tuerto. 35: instintos protectores

De vuelta en Tenerife pasé varios días sin hacer nada, me sentía cansado, abatido, incluso triste. Lejos de la euforia que había esperado sentir, que...¿hubiera debido sentir?. Me preguntaba, “¿y ahora qué?” Me resultaba extraño, después de tanto desear el dinero, cuando por fin empezaba a llegar a mis manos no me reportaba la satisfacción que imaginé me daría.

Después, afortunadamente, el mundo exterior comenzó a reclamarme, a llamar literalmente a mi puerta, y eso me hizo salir de nuevo a la vida. Primero fue la patrona –tan discreta ella- ; me preguntó, extrañada, si me pasaba algo, si estaba enfermo, ya que en contra de lo habitual en mi, dormía hasta muy tarde y pasaba muchas horas en la habitación. En realidad me alegré de seguir viviendo en aquella modesta pensión, y el detalle me hizo preguntarme si estaba preparado para vivir solo, para cuidar de mí mismo en todos los aspectos, no sólo materiales.
Una tarde Rosita, la hija de la patrona, vino ¡personalmente! a mi habitación a preguntar qué tal estaba y ¡Oh, desdichado de mi! Descubrí su secreto, la razón de que siempre estuviera sentada cuando me daba aquellas clases de español. Rosita era…¡Coja! Renqueaba de la pierna derecha, ligera pero perceptiblemente. Eso no la hacía menos atractiva a mi ojo, sino…todo lo contrario. Creo que despertó mi enterrado instinto protector.
-Que dice mi madre que si quieres que te preparen una sopa o algo especial…
-No, Rosita, dale las gracias a tu madre. –Mientras por dentro me preguntaba, “¿viene sólo porque la envía su madre, o de algún modo se preocupa por mí?”.
-¿No quieres un pescadito para cenar? Dice mi madre que han traído una corvina buenísima.
-Vale, si, un pescadito.
-Tu español ha mejorado mucho, ¿eh? Ya es casi perfecto.
-He tenido una buena profesora.

Luego me llamaron de la agencia inmobiliaria donde aún trabajaba, pidiéndome explicaciones por mi ausencia. Me había marchado precipitadamente a la península sin dar justificación y a mi regreso tampoco di señales de vida. Decidí ponerme en marcha y seguir con mi antigua rutina, más que nada para evitar complicaciones. Volví a la agencia.

Por último fue Charlie el que se puso en contacto conmigo, quería saber el resultado de mis gestiones de venta, y tratar conmigo el tema de Plácido. En esa conversación empezaron a surgir otros instintos protectores. Queríamos proteger el botín, por supuesto, y queríamos proteger a Plácido de sí mismo.
-Ha ido todo bien, Charlie, no te preocupes. Es que he estado un poco enfermo. Creo que me sentó mal el viaje de regreso en avión…Mira te voy a dar dos cheques de cuatro y medio. En total me pagó veintisiete, ¿qué te parece? Así que tocamos a nueve.
-¿Veintisiete?
-Si, ¿quieres ver mis cuentas?
-No, no, está bastante bien.
-Bueno, yo quería sacarle treinta y cinco, pero el tipo era duro de pelar, me empezó a llorar que si los certificados, que si las facturas, ya sabes…
-No te preocupes, está muy bien, de verdad, gracias tuerto. ¿Qué planes tienes para vender el resto?
-Pues dentro de un mes organizaré otro viaje y me llevaré la colección de collares, creo, y así sucesivamente. También creo que contactaré con el otro nombre que nos dio Plácido, pero no se, intuyo que será menos rentable y más peligroso.
-Y por cierto, ¿Qué hacemos con Plácido?
-Creo que lo mejor sería que se quedase una temporadita más a la sombra, al menos mientras vendemos el resto del botín, después ya veremos.
-Estoy de acuerdo, suelto lo único que haría es gastarse el dinero en orgías, y llamaría la atención. Sería peligroso. Pero el caso es que Don Manuel Pablo, el abogado, me ha llamado. Ha tenido que pedir la libertad provisional, Plácido, le insistía, y me ha dicho que es probable que el juez se la conceda…Bajo fianza.
-Habla otra vez con el abogado, debe haber algún medio de que el juez se la deniegue. Que el abogado le entretenga con la apelación, para justificarse ante Plácido y así ganamos unos meses.
-¿Crees que es prudente que el abogado sepa nuestras verdaderas intenciones?
-Tú le conoces mejor que yo, pero lo que sí creo es que resulta más peligroso Plácido en la calle y con dinero abundante en el bolsillo.
-Si, eso es cierto. Pero siempre podemos dejar sin pagar la fianza.
-No, no podemos arriesgarnos a eso, podría hablar más de la cuenta si se siente traicionado. No, tiene que ser el juez el culpable de que esté en prisión, nunca nosotros.¿Prefieres que hable yo con Don Manuel Pablo?
-Descuida lo haré yo, tú ocúpate de la venta del botín. Sólo quería estar seguro de que hacemos lo mejor.

8 comentarios:

Hisae dijo...

No sé, según voy leyendo, intuyo un feo final para el tuerto. Será que a mí también me salió esa vena protectora o de madre, y en un momento dado le hubiera dicho "basta". Ahora, la madeja se va liando.
Se te complica cada vez más la historia. Será donde veamos realmente lo buen escritor que eres cuando sepas desenredar esa madeja.
Suerte. Sigo pendiente...
(y feliz año)

Joseph Seewool dijo...

Hola Mario:
Felicidad siempre para ti.
La historia se complica, sí, en lugar de cerrarse todavía se abre más y eso significa que tendrás que esperar algún tiempo para ver la palabra "Fin". Apelo a tu paciencia. Me gustaría escribir con un ritmo más rápido, pero ni eso puedo elegir: los capítulos se van presentando cómo y cuando quieren. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Bueno. Yo no entiendo nada de esto. Pero siempre he creido, que un escritor cuando intenta escribir una novela. Lo primero que tiene pensado y concretado es como va a terminar. Tal vez también tenga pensado en donde y cómo comienza. Y quizás algun dato estructural del argumento. Creo que una novela tiene que tener un esqueleto, antes de colgarle los capítulos. Por contra, tambien creo que un escritor no esta sujeto a norma alguna, y puede escribir como le de la gana. Incluso, despues de tener fijada en mente la terminación, pues podría luego cambiarla. Pero lo que si debe hacer un escritor de novela negra, es cargarse a algun personaje, si no en cada capítulo, al menos cada dos capítulos. Que pa eso es negra la novela, digo yo. Tampoco hace falta introducir un nuevo personaje por cada uno que se muere o matan. Incluso si queda un personaje sólo, siempre se puede ver como piensa y hacer varios capitulos, hasta que le detengan. Je,je. Y ya al final se puede meter a toda la Benemérita en pleno, si hace falta, al fin de cuentas sólo son números y no hace falta aprenderse los nombres. Es broma. Un saludo.Jb.

Maria dijo...

Joseph la estas llevando por buen camino
Como son las cosas tienes en tus manos el poder de hacer con tus personajes lo que quieras..............encerrarlos en la carcel, matarlos, hacerlos ir por buen camino por malo ect....
Tengo ganas de saber a donde llegara esto con tu imaginación
Sigo atenta y esperando mas

Un beso

Joseph Seewool dijo...

Hola Jack: Pues esta novela, como no tiene esqueleto, se parece más bien a una ristra de chorizos (y nunca mejor dicho) que va saliendo de la maquinita, je, je...Le doy a la manivela y ¡zas! un capítulo nuevo. Tampoco es que sea muy negra esta novela, dejémoslo en morenita, total: pequeños hurtos, peleas de barrio, un robo con fuerza, falsificación de billetes, un drogadicto asesinado a puñaladas, atraco en un chalet...Bah, minucias. (Que conste que te hago el resúmen para ahorrarte que tengas que leer todos los capítulos, eh?)
Un saludo.

Joseph Seewool dijo...

Ay, María. Insisto en que es al contrario, son los personajes los que hacen conmigo lo que quieren. Yo soy un mero amanuense, como mucho pulidor de palabras.
Gracias por tu atención, María. Un beso para ti.

-Anna- dijo...

Buenassss, volvi.
Como siempre retomo donde me habia quedado y con ganas de saber que va a seguir pasando en esta historia que ya a muchos nos tiene enganchados.
Espero que hayas pasado unas excelentes vacaciones y que hayas tenido un buen comienzo de año.
Sigo leyendo...
Besos!!

Joseph Seewool dijo...

¡Hola Anita!

Me alegra mucho recibir tu visita. Te he echado de menos. Espero que aguantes hasta el capítulo 45, porque hay una sorpresita, me he tomado cierta libertad...confío que no te importe.

¿Vacaciones? Ay, Anita, yo no he tenido vacaciones, tú sí que has tenido unas señoras vacaciones (¿o aún las tienes?), y deseo que las hayas disfrutado intensamente.

Las mías serán en agosto.

En cuanto al comienzo del año, bueno, con algunos proyectos de cambio que iré concretando los próximos meses.

Hago votos porque hayas recargado tu inspiración, para beneficio de tus lectores.

Besos y abrazos para ti.