lunes, 14 de enero de 2008

El tuerto. 39: Incinerado

Esa noche en el hotel tuve otro de esos sueños impactantes:
“Estoy llevando a hombros el féretro de un amigo, a mi lado el charlie hace también de porteador, detrás van Plácido y Federico, no los veo, pero se que son ellos porque me pregunto, ¿cómo es posible que estén aquí en el sepelio? Si Plácido estaba en la cárcel…Le habrán dado un permiso. Y Federico, ¿Cómo puede sostener el ataúd, con lo viejo y achacoso que parecía?
Llegamos a la sala de crematorio, un empleado con aire ausente abre la portezuela del horno, puedo entrever las llamas y sentir el calor que se desprende un instante, antes de introducir el cajón. Mientras esperamos que los restos de mi amigo se consuman, Federico se empeña en pronunciar unas solemnes palabras de adios definitivo.
-Aquí estamos cumpliendo la última voluntad de nuestro amigo, ser incinerado, y que sus cenizas sean esparcidas en la cima del Teide, para que se mezclen con las lavas de la mismísima boca del infierno, y a fe que cumpliremos su último deseo.
Hace una pausa teatral y nos miramos todos, extrañamente sonrientes. El empleado de la funeraria me entrega una pequeña urna con las cenizas de mi amigo. Nos ponemos en marcha, todos alegres, hacia la boca del infierno.”


Desperté lleno de extrañeza. En aquel momento no acerté a descifrar el significado, pero ahora, después de lo que ya he aprendido en las sesiones con el doctor Merchant, y de lo que he leído por mi cuenta, no me cabe duda de que ese amigo al que incineramos…soy yo mismo. Es mi antigua identidad de John H., es mi pasado en Inglaterra. Es incluso el hacha de mi deseo de venganza hacia Philip, el chivato. Por eso me están ayudando a incinerar mi pasado gentes como Charlie, Plácido.. y Federico oficiando de maestro de ceremonias. Claro, como que tiene mucho que ver, en ese deseo de incinerar mi pasado, el negocio que me propuso la tarde precedente.


-Verás, yo tengo muchos contactos con empresas medianas, incluso algunas grandes, de todo tipo, constructoras, hoteleras, de servicios, informáticas, etc. Lo que estas empresas quieren es pagar menos impuestos, como todo hijo de vecino, sólo que el impuesto sobre sociedades tributa al 35 por ciento del beneficio, y estamos hablando de cientos, miles de millones de pesetas al año. La manera de conseguirlo es declarar menos beneficios, claro, pero ¿cómo? Declarando más gastos. Ahí es donde intervienes tú. Verás, lo que necesito de ti –me dijo tras este preámbulo- es que constituyas una serie de sociedades, las cuales se dedicarán a emitir facturas que me venderás a mi. En realidad yo soy un mero intermediario, las facturas irán a cargo de una serie de empresas que yo te iré diciendo de antemano en su momento, así como el concepto y la cantidad. Por cada factura tú recibirás en metálico el ocho por ciento de su importe. ¿Qué opinas?
-Pues que lo que para tus empresas es un gasto, para las mías será un beneficio que en teoría tendrán que declarar…
-Exacto, ahora lo has dicho, en teoría. –Y recalcó la palabra.- En la práctica tus empresas serán insolventes, no tendrán patrimonio, ni bienes que embargar, así que no pagarán nada.
-Comprendo. ¿Pero cúanto tardará el fisco en darse cuenta y denunciarme penalmente?
-Pues eso depende, no se puede saber con exactitud. Lo mejor es cambiar de empresas cada cierto tiempo, consituir unas nuevas, y dejar inactivas las anteriores, para que no te localizen. ¿Qué me dices? ¿Te interesa?
-No se...necesito pensarlo, estudiar los pros y los contras. Déjame consultarlo con la almohada -le dije- y mañana te doy una respuesta.

No imaginaba yo que la contestación me iba a venir en forma de tan enigmático sueño.

10 comentarios:

Quebienmesuenatunombre dijo...

Hola. Yo de ti no lo haría forastero. Con Hacienda no se juega. Recuerda lo que le ocurrió a Alcapone. Ni los innumerables crímenes que cometió, pudieron hacer que la policía cayese sobre él. Sin embargo, el fisco. Eso, que según dicen somos todos, pero no somos ninguno, no perdona a nadie. Nadie escapa de sus garras. ¿que significado económico puede tener un 8% de comisión, cuando puedes acabar en la carcel de por vida?. La vida, es bella, incluso sin dinero. No lo intentes, pues a los insolventes, que delinquen contra la Hacienda Pública, nadie les exime de ir a la carcel. La sociedad, por desgracia, perdona a los críminales, pero no a los defraudadores. No conviertas al tuerto en un hombre de paja, porque antes o despues será combustible. Ni aún siendo ministro de Hacienda, se me ocurriría defraudar al fisco. Un saludo. Jb.

Anónimo dijo...

Hola, Jack:
Oye, muy bien que hayas rescatado tu foto, llevabas una temporada escondiéndote en el anonimato, cuando en realidad nos encanta verte en pose veraniega. Nos hacemos la ilusión de que algún día llegará el buen tiempo.

Y respondiendo a tu comentario: la tentación es demasiado fuerte, y no sólo por ese ocho por ciento. Es la emoción, el riesgo. El tuerto es un adicto a las ilegalidades y no creo que te haga caso a tu sabio y prudente consejo. Pero ya veremos. Oye, ¿no serás funcionario de la agencia tributaria? Je, je. Un saludo para ti.

Silviqui dijo...

Enlazando enlazando he llegado hasta aquí y confieso que me has enganchado. Es un elogio de una lectora viciosocompulsiva y nada inocente. Seguiré con esta página hasta ponerme al día y espero que de alguna manera estaremos en contacto.

Anónimo dijo...

Hola Joseph. Llevas razón, al tuerto hay que dejarle que haga lo que tiene que hacer y para lo que esta hecho, para delinquir. A fin de cuentas, una novela negra, sin delincuentes de verdad, sería como una mesa con una pata más corta que las demás. Yo, realmente sugería que no delinquiese contra la H.P. por una sencilla razón de mucho peso. Cualquier delito criminal crea un montón más de suspense, incertidumbre que otro contra la H.P. Y por supuesto, engancha más a la novela. De otra parte, el típico delito de emisión de facturas falsas, pudiera ser un medio para cometer un delito fiscal, pero nunca es un delito material en si mismo contra la H.P., sino uno de falsedad en documento mercantil. En resumen, se trataría de pequeños delítos de falsedad, en los que probablemente no entren dentro de la tipicidad de las falsedades, por no reunir alguno de sus condicionantes, de los que no quiero acordarme, porque cualquier falseador termina eludiendo a la justicia, porque no reune alguno de ellos. Una pena. Pero al final el tuerto, ni va a delinquir ni nada de nada. Yo sugiero, que se cargue a D.Federico y al amigo de este, a sangre fria, para robarle la caja fuerte y todos los muebles de valor de su vivienda. O que le secuestre y le torture para pedir un rescate. En fin, cosas que le pongan a escritor a currar sin parar, y al lector los pelos de punta del terror. Pero esa es sólo una opinión personalisima no basada siquiera en creencia alguna fundamentada.
En cuanto a tu pregunta. Diría que la duda ofende. ¿Yo de Hacienda?. Bueno, mi padre, mi abuelo, mis tios y algún primo muy lejano, si que tuvieron una relación con ese Ministerio. Una relación basada en el desconocimiento total de su existencia. Je,je. ¿yo de Hacienda?. Como no sea por esa `parte alicuota del Hacienda somos todos, pos no me veo yo allí dentro. Prefiría ser un bandolero de antaño de la sierra del Segura, o de otra cualquiera. Pero, oye, ¿yo de Hacienda?. Je,je. ¿que te hace presumir tal creencia?. Un saludo.J.B.

Maria dijo...

Que pena yo casi nunca recuerdo los sueño que tengo.

Uissssss Silviqui tu por aquí, te encantaran las historias del Tuerto ya veras

Joseph, Silviqui es igual que tu con la lectura........este mundillo esta lleno de viciosos del papel jajaja

Un besazo

Joseph Seewool dijo...

Hola, Silviqui, "maestra de nada":
Me honras con tu presencia. Tu elogio, con humildad lo agradezco, no se si estaré a la altura de tus expectativas, espero alcanzar al menos la misma estima que dispensas a la propaganda de Eroski..
De hecho ya estábamos en contacto, te confieso que yo había leído en silencio parte de tu ingenioso diario. Si me lo permites, me haré explícito en tus páginas.

Joseph Seewool dijo...

Mister Blake: No se me ofenda, please. Me tranquiliza que no seas un recaudador de impuestos. ¿Qué me hacía pensar tal cosa? Pues precisamente tu insistencia en que el tuerto no delinca contra el fisco y sí contra cualquier otra víctima. Tan es así que llegué a pensar "uy, este caballero está defendiendo su casa"...Admito que me he equivocado y que las apariencias engañan: no es usted un cobrador de contribuciones, ni un arrendador de alcabalas, ni un cómplice de ese sistema inquisitorial que es el engranaje tributario.

Y bien. El tuerto difícilmente hará nada contra D. Federico porque en realidad le admira, es su ideal: llegar a viejo siendo un delincuente profesional. Y subrayo lo de profesional. Para el tuerto el delito tiene visos de convertirse en "su trabajo". Y reconoce, amigo Jack, que engañar a Hacienda es un auténtico trabajo, en todos los sentidos, fatigoso, rutinario, complicado, ah, y no exento de riesgo.
Un saludo.

Joseph Seewool dijo...

María: Si no los recuerdas puede deberse a muchas razones, por ejemplo que tu inconsciente en realidad esté de acuerdo con tu conciencia diurna y no necesite mandar mensajes perentorios.
Hay trucos para recordar, si te interesa: tener un papel y un boli en tu mesilla de noche y nada más despertar cogerlo, siempre se caza algún fragmento, alguna imagen. En épocas yo tuve incluso una grabadora (después la descarté).

Si, ya había observado algunos paralelismos entre Silviqui y yo. Por cierto, creo que también es nadadora.

Besos para ti.

-Anna- dijo...

Josephhhhhhh!! no creas que me olvido de vos!!!! Ando re atrasada con las lecturas pero prometo poco a poco irme poniendo al día.
Ahora continúo :)
Un abrazo!!!!!

Joseph Seewool dijo...

Anita! Ahora el que va atrasado soy yo, intentando terminar la novela..je,je. Un abrazo para ti.