lunes, 13 de octubre de 2008

El tuerto. 80: Yasmín.

Hubo un corto periodo de tranquilidad, casi de normalidad. Rosita volvió a su trabajo de profesora en Leganés, y a ocuparse a tiempo parcial de la joyería, en la que contratamos a Yasmín, la novia de Charlie, como empleada permanente, y a mister Moon en tareas de protección, transporte de joyas y de dinero. Yasmín, como estudiante de bellas artes que había sido, tenía una fina sensibilidad para apreciar la calidad de las joyas, por ende su valor, y transmitírselo a la clientela, mayormente femenina, en el todavía reducido pero correcto español que ya estaba aprendiendo. Además, era una persona de absoluta honradez y confianza, sobre todo por sus principios idealistas, más que por la precariedad de su situación en el país. Finalmente le habían denegado su petición de asilo político, y ahora se encontraba tramitando un permiso de residencia ordinario. En cierto modo yo me sentía solidario con ella, también tuve que huir de mi país, aunque por motivos bien diferentes, y estuve meses pendiente del hilo de un permiso de residencia. Yasmín tenía el obstáculo añadido de que no era ciudadana europea, por lo que su permiso corría el riesgo de ser rechazado.

La honestidad de Yasmín la había comprobado al poco de su llegada a España. En cierta ocasión, hablando casualmente, y conociendo sus habilidades pictóricas, la tanteé sobre si estaría dispuesta a copiar un cuadro, por encargo de un cliente mío que pagaría muy generosamente. No me dejó ni terminar la frase, ni decir siquiera cuál era el cuadro que el cliente deseaba. A decir verdad, el cliente era yo, y estaba pensando en falsificar alguno de los valiosos lienzos de la mansión de Federico, con la traviesa intención de….darles el cambiazo a las herederas. Me interrumpió indignada, asegurando que ella jamás haría algo ilegal.
-Antes prefiero que me deporten a mi país, pero con la cabeza bien alta. –Y estábamos hablando del Irán post Jomeini.

Después Charlie me echó la bronca por dejar entrever siquiera un asomo de ilegalidad. Yasmín no sabía nada de las actividades delictivas de Charlie. Pobre Yasmín, si se hubiera imaginado de qué clase de asesinos y ladrones estaba rodeada, habría salido corriendo espantada a pedir asilo…en la embajada de Irán. Su ingenuidad me resultaba conmovedora. No sé si mis deseos de ayudarla eran por hacer algo bueno en la vida, algo noble al menos una vez. O si por el contrario lo que buscaba era tenerla cerca para averiguar si algún día Yasmín caería en la tentación y se saltaría sus propios principios. El caso de Rosita no era muy significativo al respecto, pues nunca estuvo claro que tuviera principios. Mas bien pienso lo contrario, que nunca los tuvo, ni la madre ni los huéspedes de la pensión fueron muy buena imagen. Lo que le faltaba a Rosita era el coraje para saltarse las normas, hasta que fue cogiendo seguridad en sí misma y terminó siendo audaz.

El caso de Yasmín era muy diferente, nunca le faltó la valentía para oponerse a la sociedad islamizada iraní, se negó a llevar el velo, a someterse a la dominación masculina. Ni tampoco ahora le faltaba la firmeza para negarse a seguir el camino fácil que yo le insinuaba. Su sentido de la libertad, la dignidad y la ética parecía innato. Charlie estaba completamente enamorado de ella -y no me extrañaba, yo mismo estaba un tanto fascinado-. Le había propuesto casarse, para de ese modo, como esposa de ciudadano británico, tener automáticamente la residencia. Y también lo había rechazado ofendida. Ella sólo se casaría por amor, nunca cometería un matrimonio falso, de conveniencia.
-Pero yo te quiero.- Intentó convencerla Charlie.
-No lo sé si me quieres de verdad, pero yo no estoy preparada para el matrimonio.

-¿Y no será que sospecha algo? –Le pregunté yo a Charlie, cuando me contó sus confidencias, algunas de las cuales me llevaron a pensar que el noviazgo entre ambos no había rebasado la fase platónica, y no por falta de ganas de Charlie.
-No lo creo, si sospechara algo ya no estaría aquí.
-Tienes razón.
En realidad mi pregunta no iba en serio, era más bien por inquietarle un poco, lo que en realidad me preguntaba es qué podía haber visto Yasmín en un traficante de drogas, ladrón y asesino como Charlie, para darle siquiera esperanzas. Es decir, me sorprendía que se hubiera venido con él desde Londres. Se me ocurrió que tal vez hubiera algún otro motivo, pero esto no se lo dije a Charlie. Lo que sí hice fue aprovechar la primera oportunidad para hablar discretamente con ella.

-En Londres hay muchos compatriotas tuyos, ¿no tenías amigos allí?
-Sí, algunos conocidos. – Noté que se ponía un poco tensa, lo cual me confirmó que estaba dando en el clavo.
-¿Y nadie especial?
-¿Qué quieres decir con especial?
-No sé, supongo que lo normal es que os ayudéis unos a otros, ¿no?
-Bah, no te creas, todo el mundo tiene miedo. –Al instante percibí que se había arrepentido de sus palabras.
-¿Miedo de qué?...Vamos, Yasmín, confía en mí, lo que hablemos tú y yo será un secreto, aquí estamos en España y no te va a pasar nada. Sólo quiero ayudarte.
-¿A mi, por qué?
-¿Prometes guardar secreto de lo que voy a decirte?
-Sí, lo juro. –Dijo con toda solemnidad. En ese momento supe que podía confiar en ella.
-Yo también estoy huido de mi país, y he vivido mucho tiempo en una pensión, sin papeles, igual que tú. Por eso me daría una alegría poder ayudarte en algo. Y ahora dime, ¿Miedo por qué?
-Muchos son espías de los guardianes.
-¿Quée? ¿Los guardianes?
-Sí, los guardianes de la revolución, los esbirros de Jomeini, ahora de Ali Jamenei.
-Explícame eso.
-Pues está muy claro. En Londres tienen espías por todas partes, fingen ser amigos tuyos, puede ser tu colega en la universidad, tu compañera de cuarto, y en realidad son espías que le pasan la información a los guardianes, para que tomen represalias.
-¿Qué represalias?
-A veces persiguen a tu familia en Irán, los detienen bajo acusación de contrarrevolucionarios. Otras veces te atacan directamente en Londres, de repente recibes una paliza de unos desconocidos encapuchados. O incluso…
-¿O incluso qué?
-Incluso ha desaparecido gente.
-No te preocupes Yasmín, con nosotros estás totalmente segura, te puedo garantizar que no somos chivatos, ni de esos guardianes ni de nadie.

Después de vivir algún tiempo en una modesta pensión cercana a la joyería, finalmente accedió a instalarse en nuestro amplio apartamento de la calle Velázquez. No resultó fácil convencerla, Yasmín no era alguien a quien le gustara recibir favores. Aparentemente fue Rosita quien logró vencer su resistencia con el argumento de que así le haría compañía en los periodos en que yo me encontraba en Tenerife. Pero yo quiero pensar que también influyó aquella conversación privada que sostuvimos.

Por cierto, que también las cosas en la isla volvieron a funcionar. Reanudamos la construcción del hotel, esta vez a cargo de una empresa un poco más cara, pero de reconocida calidad y solvencia. Al tiempo, para evitar en el futuro problemas similares al del Guti, y abrir un nuevo frente de negocio, fui planeando la creación de una sociedad constructora, que ejecutaría nuestras promociones y también competiría en el mercado. Tanteé la posibilidad de utilizar la sociedad “Caribbean”, que ya estaba formalmente constituida y vacía de contenido, a la espera de que el juez resolviese definitivamente el pleito. Jesús, el abogado me hizo desistir. Podíamos pedir al juez que nos concediese la administración provisional única, y saltarnos así la administración mancomunada que le habíamos puesto al Guti como cebo, pero en ese caso habríamos tenido que rendir cuentas periódicamente al juez, y no nos interesaba que la justicia metiera la nariz en nuestras cuentas, ni siquiera de manera rutinaria y burocrática. Así pues, lo mejor era constituir una nueva sociedad y dotarla de su propio capital. Mi problema no era de liquidez, sino al contrario, tenía demasiado dinero negro, fruto de mi antiguo negocio de las facturas falsas, pero no podía sacarlo a la luz a un ritmo demasiado rápido, ya que eso sí que habría llamado la atención del fisco. Por otro lado, me interesaba seguir integrando a la familia de “los toscos” en la nueva sociedad, por sus contactos con las autoridades urbanísticas locales, y por su larga experiencia en el aledaño sector inmobiliario. Pero el problema es que ellos sí que carecían de liquidez, hasta el punto que no podían suscribir el capital social necesario para tener una participación significativa y estar suficientemente motivados. Un asunto nuevo para el que buscar la solución. Y es que yo nunca descansaba, no podía simplemente disfrutar de lo mucho que ya había conseguido, necesitaba tener siempre un reto al que enfrentarme.

Por eso me gustaba volver a Madrid, a lo más parecido a un hogar que nunca tuve, abrazar a Rosa y encontrarme a Yasmín pintando en el salón, o en la terraza, dependiendo del tiempo que hiciera, sus paisajes y retratos de precisos trazos y elegantes colores que nunca lograba vender. Pobre Yasmín, exiliada de su país, rechazada por las autoridades británicas, huyendo de sus propios compatriotas exiliados. Todo para acabar encontrando refugio y ayuda en el seno de un grupo de delincuentes comunes. Casi me hacía sentir bien, después de todo tal vez no éramos tan malos.

6 comentarios:

Maria dijo...

Joseph perdón por la tardanza en pasarme por aquí, prometo ponerme al día en un plis, esta tarde a ver si puedo leer todo lo que me falta por leer.


Sigo aquí ehhhhh!!!!!

Un besazo

Anónimo dijo...

Hola, María. Qué bien que te has pasado, ya te echaba de menos. Y encima últimamente he escrito bastante cantidad, así que tienes para un rato. Espero que te entretengas con la lectura. Besos para tí.

Quebienmesuenatunombre dijo...

Hola Joseph. Sigo fiel a este relato, que ahora parece desprender tranquilidad. Pero, pienso que, nadie puede aburrirse, pues debe consistir en una tranquilidad, para relajar al lector, en visperas de algún acontecimiento que, cuando menos nos haga saltar del sillón del Pc, como si nos hubiese dado un calambre del suspense primero, y del susto despues. Luego, pues otra vez relajación, y así sucesivamente. Porque, creo yo, ni se puede estar relajado mucho tiempo, con descripciones intrascendentes, ni mucho menos estar con el alma encogida, mientras leemos a El Tuerto. Ánimo.Yo ya me he repuesto del susto de la muerte de mi pc. Solo tardé un día en comprarme otro pc nuevo y todo por seguir la historia del Tuerto que, ultimamente cunde escribir y también para estar en guardia, con el World a punto, respecto a la Justicia, que solo da tres días, cuando se digne contestar pa recurrir. Porque, oiga, como no se dignen oirme en el tema de Claudio, por supuesto que recurriré. Un saludo.

Anónimo dijo...

Hola, Mister Jack, te felicito por tu pc nuevo (del viejo nos olvidaremos), sobre todo porque para hacer un recurso no necesitas pc, con una máquina de escribir te sobra, ni eso merece la administración de justi, con un simple boli y un folio he hecho yo muchos recursos, in situ, en la misma mesa del oficial del juzgado, y me gusta ver la cara que ponen...Saludos.

Anónimo dijo...

Queridisimo Seewool.

"Los ladrones somos gente honrada". No es una frase hecha, sino el título de una película española, de los años 49, protagonizada por Pepe Isbert.

Y evidentemente, con este capítulo, mi malvado Seewool, quieres que el lector tenga simpatia por el Tuerto y su truppe. ¡¡Y LO CONSIGUES!!, ¡¡Qué diablos!!

Son seres humanos con su corazoncito. En este capítulo lo demuestras. El bueno del Tuerto,(aunque en el fondo genéticamente delincuente; mira que querer dar el cambiozo a los cuadros de Fede), el abnegado Charlie, (sin escrúpulos de ninguna clase) la amable Rosita (astuta como ninguna)... Y entre ellos, un ser angelical que no sabe donde se ha metido: Yasmin

Está bien la introducción de este personaje, y de su contexto político. Muy interesante. Además has vuelto a recuperar el dinamismo perdido en el anterior.

La mezcla es ya internacional, de continentes incluso, y los modos de pensar pueden dar mucho juego para próximos capítulos, intuyo.

Lástima que los cuadros de Yasmin no se vendan... o puede que sí. El tuerto tiene planificado una constructora, y los pisos pueden decorarse y amueblarse. Y más en Tenerife, lugar de veraneo. Los cuadros de Yasmin podrían tener una estupenda salida... y si haces volvar bien tu imaginación, base para nuevos trapicheos.

En fin querido, admirado y también "malvado" Seewool, no pierdo el hilo ahora. Estoy "up to date".

Hasta el siguiente capítulo.

Besos muy mediterráneos.

Joseph Seewool dijo...

Hola, Querida Marta: Se me había pasado responder a este comentario.
Me alegro que esta vez me haya funcionado alguna neurona. Y sí, unos hilos se cierran y otros se abren en esta novela "trenza".
Hasta pronto. Besos muuy madrileños hoy, eh?