jueves, 8 de mayo de 2008

El tuerto. 62: “El tunante”.

-Ayer me llegó carta del Ministerio, me han concedido la plaza en un colegio de Leganés.-Me dijo Rosita tras los besos y abrazos de rigor.
-Vaya, enhorabuena. Pues qué casualidad que precisamente ayer alquilé un apartamento. Así que nos podemos instalar cuando quieras.
-¿De verdad? Estupendo. Ah, otra cosa: que llames a Charlie, es urgente. ¿Cómo ha ido tu reunión?
-Bueno, creo que las herederas van a impugnar el testamento, pero no me preocupa. Eso sí, necesitaré un abogado. Lo que había pensado es que podíamos visitar el pazo y la finca de los que soy fideicomisario. Quiero registrar la caja fuerte, y de paso hacemos un poco de turismo. ¿Tú conoces la península?
-Yo no. ¿Y éste coche?
-También es alquilado. ¿Quieres descansar, o nos vamos de viaje?
-Quiero que vayamos al hotel, o al apartamento, pero no a descansar…
-Humm…


Después del efusivo reencuentro, todavía en la cama, le entregué la tobillera, en un estuche. Al principio se mostró sorprendida, casi ofendida.
-¿Porqué, si yo no puedo lucirla, no ves que siempre llevo pantalón?
-Quiero que la luzcas para mí, como algo privado entre los dos.- No quise añadir que esa joya no convenía exhibirla demasiado. Tampoco quise entrar en detalles del contenido de las cuatro maletas, más que nada para no preocuparla.
-Bueno, en ese caso gracias.


Llamé a Charlie a su hotel, intrigado por ese aviso urgente.
-Verás, he hablado con el abogado de Luke, ya sabes, para informarme de la situación y hacerle llegar algún dinero. El caso es que me ha comentado, todo extraoficial, que casi por azar ha tenido conocimiento del paradero del tal Philip.
-¿Ese chivato?…¿Y dónde está?
-Espera. Resulta que este abogado es defensor en otro procedimiento penal, en el cual a su vez Philip figura como testigo. El Juez le llama a declarar, y Philip, en lugar de comparecer personalmente, envía un testimonio legalizado ante Notario, diciendo que se encuentra fuera del Reino Unido, y que está enfermo y no puede viajar. ¿Y a que no sabes de dónde es el Notario?
-Fuera del Reino Unido…¿No me digas que es vecino nuestro?
-Como que cualquier día te lo encuentras por la calle, colega.
-¿En Tenerife?
-Exactamente. Parece que se siente muy seguro, ni se imagina que sospechamos de él. Y con Luke en la cárcel, no habrá ni pensado que tú puedas estar interesado en sus pasos.
-Hazme un favor, contrata un detective para que nos confirme que realmente vive donde dice, y también para que nos informe de sus entradas y salidas, de sus movimientos.
-¿Porqué no lo hago yo personalmente? A mi no me conoce.
-¿Estás loco? Es un tipo muy peligroso, y suele ir armado. Y otra cosa, cuando contrates al detective, no le des tu verdadera identidad, por si las moscas. Dentro de un par de días hablamos.



A la mañana siguiente salimos de ruta. Fuimos primero a la finca de caza, en Valencia de Alcántara, Cáceres. En toda la provincia abundaban los latifundios. A un lado y otro de la carretera inmensas fincas de olivares se sucedían, algunas de varios kilómetros de extensión. Al llegar al pueblo tuvimos que preguntar por la nuestra, que por cierto se llamaba “El tunante”, imagino que el nombre se lo pondría el propio Federico en honor a sí mismo. Nos indicaron un camino de tierra, a la salida de la localidad, que recorrimos durante un par de kilómetros más, y al final del mismo, tras una curva, nos topamos con la verja y un cartel indicador. Abrí con mi llave de fideicomisario y nos adentramos unos cientos de metros, hasta desembocar en una casa tipo rural.
-Espero que no tenga alarma.- Dije, abriendo la puerta con cautela.

Exploramos la vivienda, de estilo totalmente rústico. Mesas y sillas de madera de nogal, aperos de labranza como elementos decorativos, camas con cabeceros de madera, baño con grifería antigua. En una vitrina cerrada con llave se veían dos escopetas de caza. Pero ni rastro de caja fuerte ni objetos de valor.
-Subamos al desván.- Propuso Rosita. Allí, tras un montón de cachivaches, junto a una pared, encontramos un falso baúl y al levantar la tapa estaba la caja fuerte. El contenido fue decepcionante, amén de escaso: algo de dinero, seguramente para imprevistos, y documentación de la finca. Lo dejamos todo tal y como estaba.

Dimos una vuelta por el terreno, por si había algo más, un cobertizo, algo. Pisoteamos la hierba, saltamos algunos charcos de la última lluvia. Descubrimos una alberca, alimentada por un arroyuelo, y llegamos hasta la valla; unos metros más allá se erigía un mojón que tenía tallada la palabra “Portugal”.
-Ostras, esta finca hace frontera con Portugal, saltas la tapia y estás en el exilio.
-Sí, señora profesora, supongo que Federico quería tener fácil una posible huida de la justicia.
-El otro sitio, el pazo, ¿dónde dijiste que estaba?
- En La Guardia, Pontevedra.
-Qué casualidad, -dijo Rosita con ironía- también limita con Portugal.

3 comentarios:

Quebienmesuenatunombre dijo...

Hola. Bueno, más que en tierra pacense, más bien podría decirse que el Tuerto se encuentra en La Mancha. Porque tanto tiempo desaparecido y luego vuelta a aparecer, tiene cierta similitud con esa zona conocida como las Lagunas de Ruidera. Desaparece en Badajóz. ¿Donde reaparecerá ahora?.
Que conste, esperé, antes de hacer el comentario,para no ser el primero, pero viendo que nadie se atrevía a dar el primer paso, es que ya no podía aguantar sin escribir por aqui. Je,je.Un saludo.
Pd.: Teniendo en cuenta lo atareada y el retraso que lleva la justicia española, yo, del tuerto, me quedaba en España, pues esa pereza judicial, es sintoma de prescripción delictiva. Tal vez ello no ocurra en Portugal.

Anónimo dijo...

Hola, Jack, el comentarista solitario. Es que hace falta mucha temeridad para escribir aquí un comentario, teniendo en cuenta lo mal que trato a los lectores. Ello se debe a que el autor está practicando una mezcla de tus dos deportes favoritos, es decir, el submarinismo judicial, que consiste en ponerse la escafandra cada día y sumergirse en las fangosas y estancadas aguas de la justicia.
Ah, y en Portugal el retraso es aún mayor, aunque algunos plazos de prescripción no son tan breves como aquí, pero han prescrito causas escandalosas. Saludos y gracias por acompañarme en esta travesía del desierto.

-Anna- dijo...

A esto llamo yo nudo...

y no digo más, que hay que desanudar! jeje

Besos