miércoles, 21 de mayo de 2008

El tuerto. 64: Actos posteriores.

Al dar la vuelta la embarcación para emprender el regreso, de repente me sentí mareado. No se si fue el viento en contra, o el sol, que ya se alzaba, en los ojos; o que de pronto el mar se puso revuelto. O tal vez que se me estaba pasando el efecto de los dos trankimazines que me había tomado antes de emprender la tarea. O que no había desayunado y apenas cenado la noche anterior. O que la barca estaba toda manchada de sangre, yo mismo manchado de sangre. El caso es que me tuve que tumbar en la barca porque sentí que me desmayaba, que me abandonaban la consciencia, las fuerzas, todo. Apenas podía respirar. El Charlie vino hasta mi, alarmado.
-¿Qué te pasa?
-Nada…un mareo…sigue pilotando.

Una vez tumbado, el riego sanguíneo volvió poco a poco a mi cerebro. Entonces lo que sentí fue asco, un asco profundo, inmenso de haber estado tocando un muerto, un cadáver, y encima desnudo. Mientras lo manipulábamos había pensado en él como un cuerpo, pero ahora se abría paso con fuerza la idea de que había tocado un muerto, un trozo de carne desangrándose. Vomité por la borda. Más comida para los peces, pensé.
Poco a poco me fui recuperando.
-Llévame hasta el coche, y tú vete a devolver la barca. Pero no, así no podemos volver. Acércate un poco a la orilla, tenemos que asearnos un poco.
Nos metimos en las frías aguas del Atlántico para limpiarnos la sangre. Después, con ellas llenamos el bidón vacío de la gasolina y lavamos la barca lo mejor que pudimos.
-No te preocupes, -me dijo Charlie,- en la dársena hay una manguera de agua a presión, allí termino de limpiarla.

Charlie se fue pilotando la barca y yo caminando por la arena hacia el coche de Philip, para hacerme cargo. Ahí se me presentó un problema, el coche estaba cerrado. ¿Dónde estaría la llave? No se nos había ocurrido registrar su bañador, un fallo. No podíamos dejar el coche allí, llamaría demasiado la atención…A ver, piensa. En la playa empieza a haber gente paseando, una pareja de ancianos. Un joven haciendo footing. Tal vez no estuviera en el bañador…Recordé que estos coches van equipados con alarma, que se desactiva con un mando a distancia, la cual no conviene mojar. ¿dónde dejarías una llave? Súbitamente recordé que mientras le vigilaba con los prismáticos, al salir del coche, me pareció que se agachaba…Ya está, debajo de la rueda. Eureka, en la parte interior de la rueda delantera derecha, la del piloto en mi país, pero aquí la del pasajero, estaban la llave y el mando. Entré en el coche y me alejé de allí.

En un sitio más discreto, sin testigos, detuve el auto, paré el motor y registré sus pertenencias. En la guantera el contrato de alquiler del vehículo. Vi que vencía cuatro días después. Ostras pensé, ¿pensaría renovarlo, o será que estuvo a punto de escapárseme? También había un recibo que justificaba el pago por anticipado.
En sus ropas, un permiso de conducir británico y unas llaves que sólo podían ser de la casa.
Me reuní con Charlie en su apartamento, como habíamos acordado.
-Lo mejor es que vayamos cuanto antes a la vivienda y nos llevemos todas sus cosas, como si se hubiera marchado.
Así lo hicimos, entramos tranquilamente, con sus propias llaves. Sus pertenencias no eran muchas, las ropas cabían en una maleta.
-Toma, tírala al contenedor de basura de tu hotel.
Aparte, encontramos una agenda con nombres, teléfonos y alguna dirección, su pasaporte, un permiso de armas de la policía británica, lo que confirmaba sus vínculos con la pasma, otras llaves que deduje serían de su apartamento de Londres, algo de dinero, libras esterlinas y pesetas, un talonario de cheques y una tarjeta de crédito, ambos de un banco londinense. En un cajón estaba el contrato de alquiler de la casa, válido hasta final de mes, para lo cual faltaba una semana. Lo guardé todo en una bolsa y me lo llevé. Hasta decidir lo que haríamos con ello lo depositaría en mi caja de seguridad del banco.
Abandonamos la vivienda, dejando las llaves en el buzón. Esa misma tarde aparqué el vehículo a la puerta de la agencia de alquiler, y coloqué las llaves en el buzón, minutos antes de que abrieran. Después llamé por teléfono, sin identificarme.
-Mire, le hemos dejado el coche alquilado por el señor Philip y las llaves en el buzón.
-Sí, si, las acabo de recoger. ¿Qué ha pasado, se ha tenido que marchar?
-En efecto, así ha sido. ¿Está todo en orden, pues?
-Sí, no se preocupe, no hay ningún problema. Lo único que los días que le faltaban por disfrutar no le podemos devolver el importe.
-Por supuesto, el señor Philip lo comprende, y no tiene ninguna intención de reclamar nada.
-En ese caso todo correcto.
-Pues muchas gracias.
-Gracias a usted.

Poco después, con el dueño de la vivienda repetí el mismo esquema, con idéntico resultado.

Esa noche, borradas todas las huellas de Philip en Tenerife, me fui a mi refugio y me tumbé agotado en la cama. Aún así, tuve que tomarme un Valium, porque no conseguía dormir. Cuando lo hice, tuve un sueño cargado de pesadillas confusas. Perseguíamos una ballena, Moby Dick, la arponeábamos una y otra vez, a pesar de lo cual se nos escapaba, y volvía a reaparecer. Esta ballena es inmortal, pensaba, acabará tragándome como a Jonás. Y en efecto, la ballena se convertía en un tiburón asesino que se abalanzaba sobre nosotros…Me desperté con la imagen de sus fauces gigantescas abatiéndose sobre mi cabeza.
Me quedé pensando en el significado. ¿Qué significa el sueño? Algo se me escapa. ¿Qué estaba haciendo Philip aquí? ¿Con quién se reunía? En estas dudas y preocupaciones vi clarear el día.

9 comentarios:

Quebienmesuenatunombre dijo...

Hola. Esto se pone super interesante y cargado de suspense. Pero, en efecto, ¿que hacía en Tenerife el tal Philip?. Creo que, mientras no se sepa eso, no vamos a poder dormir tranquilos. Yo, también tuve un sueño extraño la otra noche: De uno de los chalets que había junta a la playa en La Azohía, salía una acequia para drenar las aguas que una manguera vertía imparablemente en el jardín de aquella casa. Un mero salía de la mar, remontando la corriente de la acéquia y penetraba en el jardín. Yo le tocaba, igual que tocaba a los peces de mi estanque. El mero, cuando se había paseado a gusto por el jardín, se despedía de mi, y otra vez penetraba en la playa para perderse en la mar.
Incomprensible, pero tal vez sea muy similar al sueño del Tuerto. Por lo que no sólo me intriga que es lo que hacía en Tenerife Philip, sino también el significado del sueño de el Tuerto. A ver si por analogía... Un saludo.

Anónimo dijo...

Querido y Admirado Seewool,

De la acción a la reflexión pasando por la conciencia. El Tuerto es química o genéticamente malo; controla su ambiente y sus interesas priman por encima de todo, pero su conciencia no la alivian ni Valiums ni Trankimazines o como se llamen.

Este capítulo invita a la conciencia del "después del hecho delictivo". Cuando se ha matado una vez, ya no importa las siguientes, pero evidentemente, el tiburón de la mala conciencia pasará factura y cada vez, que hayan vidas en juego, el tuerto caerá más en las fauces del insomnio y la desesperación.

No por ser inteligente, de ideas precisas, concreto, eficaz y dinámico, deja de ser malvado, pero es una maldad inteligente y servidora, se rinde ante eso.

Me ha gustado este capítulo, y es absolutamente necesario, tanto para borrar huellas como para comprender, des de la normalidad de una vida sin situaciones límite, el talante de un delincuente de altos vuelos.

Felicitades, querido Seewool, y me dejas intrigadisíma para el siguiente capítulo.

Anónimo dijo...

Si Jack no va a buscar el mero, el mero va a buscar a Jack.
Interpretación del sueño: Mi Versión es mística espiritual: La comunión con la naturaleza te reclama, es lo único verdadero frente a tanta hipocresía y falsedad de los humanos.
Tal vez haya otra versión, y el mero represente en el lenguaje privado de tu inconsciente a alguna persona concreta, o incluso un ideal de cualidades personales. Pero eso sólo puede saberlo el propio Jack, y lo descubrirá dejando volar su mente con total libertad de asociaciones de ideas e imágenes.
Ha sido un placer que nos hayas obsequiado con ese sueño tuyo. Me dan ganas de utilizarlo para algún capítulo del tuerto (con tu permiso, claro).

Anónimo dijo...

Hablando de interpretaciones, a mi me ha gustado sobremanera la tuya: "el tiburón de la mala conciencia", ¡pero cómo no se le ha ocurrido al tuerto! "las fauces del insomnio y la desesperación". ¡Qué poética te has puesto admirada Marta! Alucinado me dejas.

Maria dijo...

Joseph sigo en silencio, pero te sigo.
Espero que todo siga bien

un besazo

Joseph Seewool dijo...

Hola, María. Gracias y besos para ti. ¿Qué tal te va con tu teléfono nuevo? ;)

Maria dijo...

Joseph, ya tengo una idea para solucionar lo de mi movil...............me voy a comprar un sonotone jajajaja

ainssss hay que tomarse las cosas con humor jajaja

Un beso

Anónimo dijo...

Si, María, y otra opción es ponerlo en modo vibrador y llevarlo siempre cerca de tu cuerpo (dejo a tu elección la zona concreta...), un móvil íntimo... ;)

-Anna- dijo...

Auténtico sueño con sentimientos de culpa y ansiedad persecutoria...ahhhhh por fin términos míos jaja.

Impecables los detalles de limpiar rastros. También me gustó un montón este capítulo :)

Al próximo que ya no aguanto la intriga!