domingo, 7 de septiembre de 2008

El tuerto. 73: La caraqueña.

El tipo era imprevisible y escurridizo, difícil de abordar y más difícil aún diseñar un plan de ataque. Como de costumbre, le habíamos puesto un detective privado que le siguiera los pasos y nos tuviera al tanto de sus andanzas. No parecía tener costumbres fijas, ni hábitos, ni rutinas, ni horarios. Lo mismo podía entrar en su oficina y pasarse doce horas seguidas sin salir de allí, (aparentemente trabajando, aunque eso el detective no lo podía asegurar, tal vez estuviese fornicando con alguna empleada, o durmiendo en el sofá de su despacho), como estar una semana sin pisar la sede social de la empresa. Cuando el detective llamaba por teléfono desde la cabina más cercana (todavía no se habían popularizado los teléfonos móviles o celulares, los pocos que había en manos de algún ejecutivo parecían transmisores de radio de la segunda guerra mundial), llamaba simplemente para asegurarse de que el informado –así se le designaba en los datos escritos que periódicamente me iban llegando- seguía dentro de su oficina, en esos casos la secretaria siempre respondía que su jefe estaba reunido.

El informado tenía una amante, leí en una de las noticias que nos iba dando el investigador. Eureka, me dije, tal vez podamos chantajearle. Pero la ilusión se desvaneció poco después, porque de los detalles se desprendía que la esposa debía de ser harto conocedora de las andanzas del marido, no sólo pernoctaba con su querida día sí día no, (en realidad habría que preguntarse quién de las dos era la amante y quién la engañada, o si más bien ambas eran engañadas por igual), sino que muchas de las noches salía de diversión por su cuenta.

Por ese lado, de su vida crapulosa, creí ver un resquicio por el que asaltarle, pero para colmo siempre iba acompañado de una especie de matón, mezcla de chofer y guardaespaldas, hermano gemelo – a juzgar por las fotografías- del señor Moon, el amigo de Charlie, salvo que no tenía la cabeza rapada, pero sí un bulto en la sobaquera que a un pistolón debía corresponder. Nunca iba solo, como si tuviera miedo. Qué tontería, claro que tenía miedo, cómo no iba a tenerlo, si tenía las Islas Canarias sembradas de enemigos, engañados, defraudados, perjudicados y estafados.

Por primera vez empecé a tomar conciencia de que a veces cargarte a un tipo no es tan fácil, sobre todo si quieres hacerlo bien y sin riesgos. En las ocasiones anteriores, o bien había surgido por casualidad, sin premeditación, como le ocurrió a aquel drogadicto; o alguien se había encargado de hacerlo por mí, como en el caso de Plácido; o bien las circunstancias me lo habían puesto en bandeja, tal fue con Philip. Pero ahora no sólo había que elaborar un plan, había que crear las circunstancias que lo permitieran, o como dijo Rosa:
-Si Mahoma no viene a la montaña, la montaña tendrá que ir a Mahoma. (¿o era al revés?).

No importa, lo que Rosa quería decir es que si nosotros no podíamos acceder a Gutiérrez, habría que hacer que Gutiérrez viniese a nosotros. O para ser más exactos, a ella. O sea, que Rosa quería ponerle un cebo…un cebo que sería en parte ella misma, y en parte la propia ambición de Gutiérrez.

También fue Rosa la que dijo:
-Si todas las opciones están abiertas, entonces hay que utilizarlas todas ellas, unas no excluyen las otras.
Traducido: había que poner el pleito. Pero ¿Para qué?, le pregunté yo, si las posibilidades de cobrar van a ser mínimas (ya estaba demostrado que el tipo y su empresa eran insolventes, por eso le resbalaba todo).

-Nunca se sabe, -me respondió-, pero el pleito será nuestra coartada, la prueba de que nosotros hemos actuado por la vía legal, confiando en la justicia, sí, no te rías. Es más, cuando ya esté presentada la demanda, es conveniente que el abogado le mande una carta comunicándoselo y ofreciéndole negociar para llegar a un acuerdo.

Así se hizo todo ello, siguiendo el plan de Rosa, sobre todo porque ya me estaba impacientando y no tenía mejor alternativa que ir directamente por Gutiérrez, de frente y a pecho descubierto, pistola en mano. Y eso no resultaba muy prudente.

Para el siguiente paso volamos por separado a Las Palmas, donde se movía el tipo, sacando los billetes con pasaporte falso y registrándonos en hoteles diferentes. Rescaté para la ocasión mi antiguo pasaporte de Ralph, y Rosa se agenció un bonito pasaporte de la República de Venezuela, a nombre de Flor Izaguirre, con domicilio en Caracas, Avenida del Libertador, 615. Lo de Flor era como una sugerencia genérica de su verdadero nombre de pila. Y el apellido vasco facilitaba su historia de hija de emigrantes de la posguerra civil española. A Flor, digo a Rosa, se le daba muy bien imitar el acento venezolano (tampoco muy diferente del canario, al menos para mí, un foráneo), pero no dejaba de ser eso, una buena imitación que a oídos de un experto nunca pasaría por auténtico. Por ahí venían muy bien los ancestros españoles, para justificar la impureza de sus expresiones caribeñas.

Esa falsa venezolana tenía que aprender también a disimular lo mejor posible su cojera, para evitar cualquier identificación o asociación posterior. Rosa era una maestra de la puesta en escena, llegar siempre antes que su interlocutor, presentarse ya sentada, marcharse la última, y sobre todo beber muy poco líquido para no tener que ir al baño en mitad de una cena. Recuerdo que a mi me costó muchos meses descubrir cuál era su secreto. A eso había añadido el hallazgo de unos zapatos de suela mullida, con los que más que andar se deslizaba. Por último, había comenzado a usar unos pantalones largos y anchos de fino tejido, mezcla diría entre falda y pantalón, que disfrazaban muy bien las oscilaciones de su pierna.

Así las cosas, la caraqueña hizo su presentación en sociedad, o para ser más exactos, en las oficinas de Gutiérrez, aprovechando un aviso del detective de que el informado, o sea el pájaro, estaba dentro.

10 comentarios:

Maria dijo...

Me alegro de tu regreso............tenia ya ganas de seguir leyendo la historia del tuerto.

Como han ido las vacaciones? Mallorca es un lugar precioso.........tengo buenos recuerdos de esa isla

Un besazo

Anónimo dijo...

Hola, María, qué te voy a contar de Mallorca, si ya la conoces...preciosas playas de arena blanca, y también tranquilas calas de roca y aguas azul turquesa para nadar y bucear. Además, buen ambiente lúdico y cosmopolita para la diversión nocturna...Ah, y lo más importante: se permite el top-less ;)
En resumen, un lugar al que estoy dispuesto a volver en cualquier momento, aunque antes me quedan un puñado de islas que visitar por primera vez. El próximo año, si nada lo impide, intentaré Fuerteventura. Besos.

Anónimo dijo...

Queridisssssimo y cada vez más admirado Seewool,

¡¡¡Has venido pisando fuerte desde tus vacaciones!!!. Esto parece "La carga de la brigada ligera" (jejeje).

Y lo más interesante de todo, ¡¡¡EL TUERTO ENGAÑADO!!!!. Pero por poco tiempo, puesto que su experiencia como delincuente le va a proporcionar una buena base para ajustar las cuentas con el Guti.

Y Rosa, está haciendo un papel sensacional, y espero que sea por amor, pues si la cosa se degrada al interés, creo que volveríamos a ver al Tuerto errando por siete mares.

La verdad es que la trama es absolutamente real; no es posible imaginarla sólo en la ficción. Se dan demasiados casos de estafa, y los estafados, apenas pueden esperar justicia.

Asi que tenemos al Tuerto vengador, un delincuente de tomo y lomo, ejerciendo de "hombre enmascarado" para salvar sus intereses y los de otros.

Seewool ¿no estarás creando un superhéroe?. Recuerda que los Batman, Supeman, Spider-man, El cuervo, etc., defienden a la humanidad... pero su defensa tiene como origen su resentimiento bien contra su familia o contra su pasado.

Evidentemente, espero el próximo capitulo con impaciencia - estos dos últimos me han puesto en acción - y parece ser que nos vas a deparar sorpresas. A ver ese plan.

¡¡¡NO TARDES, POR FAVOR!!!

marcela dijo...

Muchas gracias por sus comentarios en mi blog! Sobre el de la guerra y los desastres naturales tiene tanta razón... Agradezco sus visitas, por ellas descubrí su blog también.
Saludos!!

Quebienmesuenatunombre dijo...

Hola Joseph. Muy buen capítulo de El Tuerto. Se nota que has recargado baterias en el descanso veraniego. Por cierto, sin animo de ser crítico. Me parece que en casa del herrero se utiliza cuchillo de palo. Pues como dice Marta, la estafa es delito, y en la modalidad agravada puede llevar muchos años de cárcel. Yo me pregunto, esta clarisimo que un juicio por la vía ejecutiva para intentar cobrar de un insolvente sería papel mojado. Intentar matarle, chantajearle, o coaccionarle, incluso amenazarle, a un delincuente que es capaz de engañar hasta al propio Tuerto, eso es cosa imposible. Por ello me extraña que El Tuerto, abogado, no haya recurrido a la presentación de una querella criminal, bien justificada y motivada, para coaccionar al delincuente ese. Si la querella por estafa, puede ser retirada por la parte querellante, una vez que el delincuente garantice mediante avales bancarios el pago, pues cosa hecha, sino, mejor que vaya a la cárcel y allí se le podría seguir chantajeando con los amigos de prisión del Tuerto. Porque, lo que si debe saber este, es que un insolvente suele vivir y nadar en la abundancia, con bienes que no estan a su nombre, y que una buena coacción le hará segregar el dinero entregado y devolverlo con gastos y perjuicios. Salvo que elija ir a prisión. Pero, es sólo una sujerencia, para evitar un crimen, sin contraprestación. Un saludo.
Pd: lo que no sé y me gustaría saber, es si la querella por estafa se puede retirar, o aunque se retire el fiscal y el juez seguiran con las imputaciones. Es que un amigo mio ha sido estafado. Y mi amigo que es un mentiroso compulsivo y un sacabarrigas, paradójicamente, ha sido estafado y engañado por otro mentiroso compulsivo y sacabarrigas, nada menos que con 47.000 euros. Yo le he aconsejado lo de la querella, a pesar de que él quería intimidarle rompiendole las piernas.

Anónimo dijo...

Querida Marta, ya sabes que soy yo tu admirador, a pesar de que salgas en la televisión...Je, je.
Por cierto, con tu permiso, me quedo con ese apelativo de "el Guti", muy adecuado para la jerga delincuencial.
Ahora bien, discrepo en tu interpretación: 1) La participación de Rosa no es por amor, tampoco por interés; sólo puede ser...vicio, ja, ja. y 2) El Tuerto no es ningún héroe, yo no veo esa faceta, para mi es un delincuente, y la mayoría tienden a verse a sí mismos como héroes o como víctimas de la sociedad. Otra cosa es que no sea un delincuente vulgar. Gracias a ti, Marta, por tu interés y tus siempre estimulantes comentarios.

Anónimo dijo...

Hola, Marcela: bienvenida. Aprovecho para felicitarte por tu magnífico blog, en el que muestras tu original pensamiento e induces a la reflexión. Aprovecho para recomendarlo a los lectores que por aquí transiten. En breve te haré una nueva visita. Saludos y gracias a ti.

Anónimo dijo...

Hi, Jack. No se si se nota en mi escritura, pero es cierto que tenía las baterías muy desgastadas a finales de Julio, y que las he recargado en más del cincuenta por ciento...
Pero, ay, amigo Jack, sigo discrepando. Qué equivocados estáis. ¿La estafa muchos años de cárcel? En su modalidad básica, de seis meses a tres años, en la práctica nunca ingresan en la cárcel. En su modalidad agravada, de uno a seis años, generalmente las penas impuestas no superan los dos años, con lo que tampoco ingresan, y si lo hacen es por pocos meses.
Además, las querellas tardan muchos años en resolverse. Los abogados de los acusados recurren cada pequeño trámite, y el caso se atasca en los laberintos procesales.Así que el Tuerto ha presentado una demanda civil, que es más una coartada que un intento efectivo de reparación.
Pd: la estafa es un delito perseguible de oficio. Por tanto, una vez presentada la querella y acreditados los hechos, ya no depende exclusivamente del querellante, el fiscal puede formular y mantener acusación aunque el querellante se retire (que por supuesto pueden hacerlo).
Hombre, entre la querella y lo de romper las piernas yo aconsejo también la querella.
Un saludo.

-Anna- dijo...

Ja! me encanta ver a Rosa (Flor) en esas andanzas, la verdad que con el tuerto hacen una pareja fascinante...no dejan de sorprenderme a cada capítulo, sobre todo Rosita, que ya es toda una experta en los temas que antes eran de absoluto dominio del tuerto.

Sigo, sigo...

Anónimo dijo...

Si, Anita, se cumple una vez más el ciclo de que la alumna termina superando al maestro.